Un nuevo curso, una vieja amiga

Usted está muerto. Esas fueron las primeras palabras con las que recibieron a Aaron en la universidad.- ¿Seguro que es usted Aaron Dalaras?- le preguntó la mujer encargada de secretaría colocándose las gafas con la punta de su dedo índice. "Así me pusieron mis padres"; le hubiera gustado decirle pero se mordió la lengua.- Así es, he estado... indispuesto.- este momento le pareció más violento que su presentación en Olimpya casi dos años atrás.- ¿Indispuesto? Explíquese.- el joven soltó un bufido, dejando escapar todo el aire de sus pulmones, y se dispuso a explicarle sin dar demasiados detalles de más sobre su desaparición.

Tras media hora de explicaciones y de aguantar frases como "Los de su especie son un peligro, debe de tomar precauciones" o "Ustedes no tienen reglas pero aquí hay que cumplir las establecidas"; por fin pudo completar todos los registros.- Le enseñaría donde están las habitaciones pero tengo trabajo que hacer. Pregunte por ahí.- fue la seca despedida de la secretaria que ni se levantó de su asiento. "¿Trabajo que hacer o miedo a que muerda tu cuello?" Se preguntó el vampiro mientras se alejaba con la bolsa de mano colgando en su espalda.

El chaparrón que caía ahí fuera parecía no acabar nunca y lo mantuvo en el vestíbulo en contra de su voluntad. Lo que más deseaba Aaron era cambiarse de ropa pues su largo abrigo negro estaba completamente empapado junto parte de su camisa y los pantalones. Con un gesto de su mano derecha se apartó los húmedos mechones de cabello que se habían pegado en su frente y se dispuso a encontrar alguien que le enseñara las instalaciones con intención de conocer mejor su nuevo centro de estudios y por otra parte hacer tiempo hasta que la lluvia amainara.

Lo cierto era que la universidad le recordaba, arquitectónicamente, a su anterior escuela o por lo menos el vestíbulo pues no había visto más allá que ese lugar. Las columnas jónicas parecían robustos árboles que conformaban un bosque níveo que en horario escolar estaría repleto de alumnos que iban de paso. Por mucho que no hubieran clases propiamente dichas los estudiantes frecuentarían los pasillos para dirigirse a las aulas de prácticas o a las bibliotecas, no pensaba que fueran a estar todo el día en Elinto aunque seguro que más de uno se perdería por horas en as tortuosas calles del poblado.

En su primer vistazo no pudo ver a nadie, pues las columnas tapaban muchos puntos, además de que no creía que fuera a haber alguien antes de que empezara oficialmente el curso. "Seguro que la secretaria sabía que no vendría nadie, será estúpida"; maldijo para sí mientras dirigía sus pasos hacia la pared. En algún lugar tendría que haber un tablón de anuncios y con un poco de suerte un mapa del campus, así que siguió la superficie pulida en busca de su objetivo. "¿Estará por aquí Aleksei? Sino me falla la memoria este año debería de entrar en la universidad Sofía..." Aaron divagaba al mismo tiempo que caminaba sin mucha prisa preguntándose si sus amigos estarían ahí, si fuera así seguro que le ayudarían a ubicarse.

Finalmente dio con el tablón de anuncios pero no estaba solo como había pensado en un principio, una chica, por la ropa que llevaba, también lo estaba consultando. Desde su posición sólo podía observar la espalda de ésta, una figura más baja que él con un cabello liso y sedoso que caía por sus hombros. El griego carraspeó antes de dirigirse a ella para ponerla sobre aviso.- Perdone, ¿podría ayudarme? Soy nuevo aquí y la verdad es que no sé donde está cada cosa.- empezó a explicarse llevándose la mano libre a la nuca. "Seguramente me manda a ver el mapa, si es que hay alguno, o me envía de vuelta con el ogro que tienen por secretaria."

La chica, su voz lo confirimaba, le dio la explicación con un tono que le pareció educadamente frío. El pelo le cubría el rostro parcialmente y el hecho de que no alzara la vista provocó que no pudiera observar sus rasgos.- Bibliotecas y aulas en los pisos superiores, residencia en el exterior...- repasó murmurando más para él que para ella.- Muchas gracias por la información.- agradeció sinceramente pues él tal vez habría actuado del mismo modo que ella delante de un novato. "Y ahora tengo que volver a hacer más papeleos... Espero por lo menos que no sean tan amargados como la secretaria"

El griego se descolgó la bolsa de mano, dejándola en el suelo, y echó un vistazo a la lista de alumnos empezando por su propia carrera. No reconoció a nadie pero quizás en alguna otra carrera podría encontrar a alguien conocido. Sofía empezaría este año la universidad también así que buscó su nombre en la lista de medicina, pues le parecía recordar que esa era la carrera que quería estudiar.- Antzas, Antzas, Sofía... aquí está.- murmuró para sí, siguiendo la lista con el dedo índice, todavía al lado de la chica que le había ayudado y a quien no había vuelto a dirigir la palabra.

Ahora sólo faltaba encontrar la manera de contactar con ella y a partir de ahí reencontrarse con sus amigos si es que seguían estudiando en Grecia. Aleksei tenía familia en Rusia y tal vez había decidido estudiar allí, por otro lado Eveline habría vuelto a Inglaterra junto a sus padres. Aaron no había sido un joven con muchos amigos pero las circunstancias habían mermado considerablemente el número de ellos.

Aaron siguió mirando las listas de diferentes carreras sin reconocer a nadie a simple vista. Un poco más de un año había pasado, un periodo de tiempo corto si lo comparamos con una vida entera pero en esta situación se le antojó demasiado al griego. No era la primera vez que empezaba de nuevo en su vida sino que esta vez era la tercera, el número correcto para mucho. Con once años había viajado a Inglaterra con un inglés pésimo, y que fue mejorando con los años, no obstante consiguió encauzar ese periodo muy rápido. Luego, repentinamente, su periodo en Londres se truncó con la desaparición de su hermano obligándole a volver a Grecia, cursando en una escuela nueva rodeado de desconocidos. Ahora se sentía en la misma situación a pesar de que el nombre de Sofía era una rama en medio de ese río caudaloso que le arrastraba.

Su diálogo interior terminó cuando escuchó la voz de la joven de nuevo que hablaba para sí.- ¿Me deja ayudarla?- preguntó el vampiro volviéndose hacia ella.- Usted me ayudó antes, ahora me toca devolverle el favor.- dijo con una pequeña sonrisa, preocupándose por no mostrar los dientes; lo que menos quería es que saliera corriendo por estar delante de un vampiro.- Dígame su nombre y la buscaré.- al ser más alto que ella podría leer la lista que ella estaba mirando, concretamente la de Administración y Dirección de empresas.

El griego asintió con la misma sonrisa de antes ante las palabras de la joven quien debía de tener su misma edad al cursar segundo.- Deberían de colocar los folios más abajo, supuestamente deben de estar más accesibles. Seguro que la secretaria disfruta viendo a los alumnos sufrir- comentó influenciado por el encuentro con la mujer que le había visto como una amenaza para la universidad. Era cierto que los vampiros recién convertidos constituían un peligro para los humanos pero Aaron no había perdido un año para nada.

Girando sobre sus talones se colocó frente al tablón, dándole la espalda a ella, y esperó a que le diera el nombre pero fue el apellido lo que recibió. Al escucharlo se quedó rígido, su corazón se detuvo unos segundos para luego bombear desenfrenado. ¿Podría ser que aquella chica fuera Eveline? Así era, su nombre estaba escrito en la lista.- Evans, Eveline Elaine. ¿Esa eres tú?- preguntó buscando su confirmación, a pesar de que veía su nombre escrito seguía sin creerselo.

Aaron sintió un deseo de estrecharla entre sus brazos, decirle quien era, incluso de besarla; sin embargo recordó las palabras de la secretaria. "Usted está muerto". No podía soltarle aquella bomba, se lo podría tomar mal o entrar en shock.- Así que inglesa, ¿eh? Estuve una temporada allí hace tiempo.- dijo dándose la vuelta, intentaría dirigirla hacia la respuesta de quién era él lentamente.- Pero si ya llevas un año aquí seguro que te sientes integrada por mucho que seas la única inglesa.- sonrió otra vez sin mostrar los dientes.

Desde este punto de vista del recién llegado Aaron podía ver otra perspectiva de Eveline, quien le parecía la misma que había conocido dos años atrás y al mismo tiempo alguien desconocido.- Bueno la educación no está nada mal allí, por ese motivo fui.- le explicó para luego reír por su comentario sobre la comida.- Nada es perfecto, ¿no?- contestó encogiéndose de hombros. "Lamentablemente no lo es".

Aaron se pasó una mano por el mentón rasurado y en otro tiempo poblado por una incipiente barba, pensativo.- Si estuviste en Olimpya hace dos años puede que conocieras a Aleksei Niopolidis.- dejó caer para seguir hablando con ella- Es un viejo conocido y era un asidúo a la biblioteca de Olimpya.- el dato de la biblioteca era algo sabido por los que conocían a Aleksei, como era el caso de Eveline. Sin embargo el griego tuvo que eludir a los datos actuales de su amigo pues no sabía nada de él en todo este tiempo.

Lamentablemente la respuesta de Eveline no le ayudó a despejar la duda sobre Aleksei pero por lo menos tenía la certeza de que continuaba en Grecia.- Ya veo, preguntaré en la residencia entonces.- contestó llevando su mano derecha hacia el asa de su bolsa, frenando el movimiento en seco.- Ahora que lo dices... Conozco a alguien más, una chica. ¿Sabes si puedo dejarle un recado desde la secretaría? No creo que me dejen entrar en la zona femenina.- le preguntó volviendo a reincoporarse.

La idea que le rondaba a Aaron después de que finalizara la charla con Eveline, que esperaba que durara mucho más, era reunirse con sus amigos.- Este verano ha sido un caos y no he podido hablar con ella. Realmente tengo esta sensación desde hace dos años, demasiadas cosas ocurrieron.- su voz parecía apagarse cuando rememoraba esos días oscuros en los que muchos conocidos desaparecieron para siempre y la destrucción gobernó Elinto.

Aaron asintió sin añadir nada sobre lo ocurrido en Elinto, era demasiado doloroso para ambos y para tantos otros que habían sufrido en esa época.- Realmente no sé si vive en la residencia, es posible que viva con sus padres, y tampoco sé, en el caso en que lo haga, si ya ha llegado a la universidad.- divagó pensativo.- Su nombre es Sofía Antzas, de primer año de Medicina Elemental.- añadió pasando una mano por sus cabellos menos húmedos que antes.

El vampiro ideaba como confesarle su identidad sin causarle daño pero no encontraba la manera correcta. Por lo pronto la lluvia había amainado por lo que podrían salir del vestíbulo hacia la residencia si bien tenía que pensar en algo antes de que el encargado, o encargada, de la secretaría desvelara su nombre. Aquello prefería hacerlo él.

- ¿Te importa si vamos a la residencia o tienes algo más que hacer?- preguntó colgándose la bolsa de mano a la espalda. MIentras caminaban podría pensar en alguna idea mejor, según ella la residencia estaba apartada.

Aaron caminó a la par que ella pero dejando que le guiara por el campus, rodeando algunos charcos diseminados por los terrenos tras la lluvia.- Por eso dudaba que pudieras encontrarla, es mejor que lo confirmemos antes e darte el recado. ¿Te parece?- el griego no podía creerse todavía que se hubiese cruzado con Eveline en un momento tan casual después de la separación y a pesar de creer que ya no vivía en Grecia.

- La verdad es que no, pero puedo verlos por separado como ya he hecho más de una vez. Que tengan poca relación entre ellos no significa que no pueda tenerla con ellos por separado.- se encogió de hombros.- Así es, fui por primera vez hace dos años y la verdad es que es maravillosa.- evitó decir que realmente no era un año menor dejando que lo creyese por el momento.- A pesar de que llegué en mal momento he disfrutado mi tiempo allí.- añadió con una leve sonrisa.- ¿Te acuerdas de cuando llegó la feria a Elinto? Los Pasillos del Terror eran geniales.- comentó sabiendo perfectamente con quien fue ella.

Aaron escuchó el breve relato sobre lo sucedido en los Pasillos del Terror al mismo tiempo que su mente volaba a esos momentos de finales de curso, en realidad uno de los últimos que pasó con Eveline. Después de pasar la tarde en la feria terminaron en Baco´s, tomando un refresco junto a la ventana, donde hablaron sobre su vida tras el combate y una promesa se forjó entre los dos. La vista del vampiro estaba puesta en el perfil de la inglesa que caminaba cabizbaja , con un aire melancólico que distaba de su actitud jovial.

- Que coincidencia, a mi acompañante también le regalaron un peluche. Un enorme oso que tuvimos que cargar por todo Elinto.- le explicó como si fuera una historia distinta a pesar de ser el mismo instante compartido.- ¿Con quién fuiste a la feria? Quizás le conozca, me juntaba con gente de tu curso como Aleksei por ejemplo.- le preguntó encontrando la forma de hacerle saber quién era.- Ya sabes, para darle una reprimenda por tal trauma.- bromeó sonriendo levemente.

Ese era el momento propicio para desvelar su identidad o por lo menos dejarlo lo suficiente claro para que ella atara cabos. Aaron se adelantó unos pasos y se giró quedando cara a cara con Eveline obligándola a detener sus pasos. Sin duda esto era más difícil que presentarse ante una clase de alumnos curiosos por saber quien era el nuevo; dejó escapar todo el aire de sus pulmones y los llenó de nuevo.- ¿Y sino desapareció? ¿Y si está más cerca de lo que piensas?- preguntó mirándola a sus ojos dispares, si bien uno estaba medio oculto.

La inglesa estaría pensando que le estaba gastando una broma pesada pero este mal momento era necesario.- Dime, ¿tu amigo conocía a Sofía Antzas y a Aleksei NIkoplidis? ¿Tal vez estuvo en Inglaterra estudiando hasta hace dos años? Quizás sea mucha coincidencia la historia del peluche, ¿no crees?- iba dejando un espacio de silencio en cada pregunta para que ella pudiese razonar y unir cabos.

No sabía cuanto hacía que le habían declarado como fallecido pero parecía haber calado muy hondo tanto en la secretaria como en Eveline. En esos instantes se cruzaron en su mente las figuras de sus padres quienes también creerían que estaba muerto seguramente. Perder dos hijos les habría destrozado y tendría que aligerar ese peso pero en ese momento tenía algo más que solucionar, algo que se estaba complicando.

El griego se apartó el flequillo con los dedos para luego notar como los mechones volvían al mismo lugar.- Eso mismo me ha dicho la secretaria.- comentó llevando su mano derecha a una de las cremalleras de la bolsa. Del interior sacó un objeto alargado, una espada en una funda negra con un halcón plateado en la empuñadura. Con la punta del arma hacia él se la alargó para que la sostuviera, Falcon Wings era reconocible para el círculo cercano a Aaron.- Las armas forjadas por August son únicas, enlazadas a un portador. - parafraseó las palabras del director de Olimpya, otra prueba más sobre su identidad.

Aaron volvió a meter la mano en la bolsa sacando esta vez un cristal violáceo, el memorum que compró en Elinto pocos días después de llegar a la escuela. Se acercó la superficie pulida a los labios, susurrando una palabra, y acto seguido una luz salió disparada hacia el césped húmedo y el barro. Dos figuras empezaron a formarse, un joven con el pelo muy corto y barba incipiente que paseaba con una chica muy parecida a Eveline por unas calles empedradas. En las manos de su alter ego, formado a partir de sus recuerdos, se encontraba el enorme oso de peluche de aquel día.

La frialdad de Eveline no era lo que Aaron había imaginado durante este largo año. A pesar de que las posibilidades de un reencuentro en la universidad eran muy bajas, pues creía que la inglesa había vuelto a Londres, no quitaba que no hubiera pensado en ello. Tal vez una carta explicando lo ocurrido antes de presentarse en la mansión Evans habría facilitado un encuentro más emotivo que ese, o por lo menos no tan distante.

Explicaciones. Eso era lo que le exigía sin mover ni un sólo músculo, estática, dándole la sensación de que no era bien recibido. ¿Tan bien has estado sin mí?- Tengo el mismo derecho que todos a estudiar en esta universidad, ¿o no es así?- tal vez su tono fue más cortante de lo que hubiera querido pero las palabras de ella, o más bien su actitud, le habían molestado. Dejó escapar todo el aire de sus pulmones y cogió aire nuevo, relajándose.- ¿Qué querías que te dijera? Hola Eve, soy Aaron, ¿cómo va todo?- intentó no frivolizar más de lo que ya de por sí era la escena.- Habrías tenido la misma reacción de antes y me hubieras dejado sólo en ese vestíbulo. O peor, haberte desmayado de la impresión.- Apuesto a que habría hecho lo primero.

Sin ser brusco le quitó la espada de las manos y la devolvió a su sitio, cerrando la bolsa con parsimonia.- Creo que me conoces lo suficiente como para saber que no soy de los que se esconden todo un año sin ningún motivo. No sé, no esperaba tantos reproches. No de ti.- se colgó de nuevo la bolsa y ladeó su torso para renaudar su marcha a la residencia.- Me alegra saber que estás bien, de verdad. Si algún día quieres saber que me ha pasado durante este año puedes preguntar en recepción y sino... bueno entonces sabré del cierto que no eres la misma Eveline Evans que conocí.- esbozó una amarga sonrisa y completó la media vuelta para luego emprender el camino.